29/6/09

REFLEXIÓN SOBRE EL REINO DE DIOS

Soy una persona con sentimientos, luces y sombras.

En mi pasado anduve muy perdida, hasta que un buen día comprendí lo que intentaban transmitirme desde mi niñez, las personas que tenía alrededor. Fue cuando descubrí, de verdad, a Jesús de Nazaret y al Espíritu de Dios en medio de mi búsqueda.

Aún hoy día, sigo investigando y buscando la mejor forma de llegar a la unidad con Papi-Mami-Dios. A veces tengo la sensación de ir dando un paso hacia delante y dos para atrás. Pero eso no me desanima porque, vaya mi camino en la dirección que vaya, Dios siempre me acompaña. Jesús me ha enseñado a sentir la presencia amorosa de Dios en cada momento.
Al descubrir a Jesús, me di cuenta de la importancia de su discurso.

El Reino de Dios, para algunos es una utopía hacia la que hay que “viajar”, pero como tal, irrealizable. Sin embargo yo creo que Dios está en el corazón de cada ser humano, sin excepción. Y si creo esto, tengo que creer que el Reino de Dios es algo real, realizable… No es una utopía inalcanzable. Es algo palpable… Pequeño como un grano de mostaza, apenas visible, pero al final, un gran árbol.

Quizá el Reino de Dios sea ese conjunto de cosas buenas que brotan del corazón de las personas. Pequeñas cosas; pequeños gestos de amor que cambian el mundo. Es como ir cada día dando “pequeños pasos” de un largo camino. Al cabo de un tiempo, habremos recorrido la mitad del camino… luego las tres cuartas partes…y al final, el camino entero.

No puedo imaginar un planeta Tierra lleno de ángeles, porque entonces ya no sería la Tierra que conocemos. Imagino el Reino de Dios en la Tierra, como un mundo lleno de imperfecciones (si no, no sería humano), lleno de necesidades, lleno de carencias… pero también lleno de gestos de amor, solidaridad, empatía, dignidad, gestos de hermandad, de comprensión, de perdón, y de tantas cosas buenas que todas y cada una de las personas llevamos dentro de nosotras.

Cuando le pido a Dios “el pan de cada día”, le estoy pidiendo “ese pan”:
“Señor: dame el pan de la paciencia, de la misericordia, de la sabiduría, del perdón, de la valentía, de la alegría… para que yo pueda repartirlo entre los que tengo cerca. Dame Señor agua de Tu fuente, para que yo pueda llevarte a cada rincón al que me acerque, a cada ser vivo que Tu amas…”

Comprender el Amor de Dios es una tarea difícil para las personas. Nuestra naturaleza humana nos condiciona y sin darnos cuenta, ponemos muchas pegas a esa comprensión. A veces parece casi imposible entenderlo.
Y a pesar de eso, Dios no se desespera y sigue estando a nuestro lado, con su Amor, con paciencia (¡¡¡Menuda Paciencia!!!) esperando que volvamos a encontrarle, a sentirle.

Sentir que Dios está conmigo en cada instante de mi vida, me ha dado una serenidad y una felicidad que no puedo describir.

Pero claro. Yo no soy un ángel, ni tampoco una persona santa. Soy un ser humano limitado y como tal, mi imperfecta existencia me “ayuda” a olvidarme de vez en cuando del TESORO que un día descubrí. De cuando en cuando, tengo que volver a la Fuente, para sosegar mi sed y volver a darme cuenta de que todo sigue igual: El sigue junto a mí y nunca me deja sola.

Y además, en mi camino de búsqueda, me encontré con otras personas que caminaban y buscaban como yo… incluso algunas ya habían dejado de buscar, porque habían llegado a la conclusión de que Dios está en cualquier acción a favor de los demás…

Te invito a buscar hasta que encuentres lo que Dios te tiene reservado.
El no me quiere solo a mí. Te quiere también a ti… Sí, a ti, que estás leyendo estas líneas. Y además, te quiere tal como eres. Da igual tu aspecto físico, tu forma de ser o de pensar...

A El le gustaría que entre todas las personas intentásemos hacer un mundo mejor, en el que predomine el bien, el amor, la comprensión… ya sabes de lo que te hablo… seguro que has pensado en esto alguna vez… ¿verdad?

Yo lo estoy intentando… y aunque fallo muchas veces, vuelvo a empezar y sigo “en la brecha”, una y otra vez… y las que hagan falta.

Anímate.
¡Atrévete a dar el primer paso!
¡Busca tu tesoro!

…Y cuando lo encuentres ¿te unirás al Proyecto del Reino de Dios?

Te estaremos esperando.

Con cariño,
Marijose Sánchez

23/6/09

Generación 'ni-ni': ni estudia ni trabaja



EL PAÍS

Los jóvenes se enfrentan hoy al riesgo de un nivel de vida peor que el de sus padres - El 54% no tiene proyectos ni ilusión.


JOSÉ LUIS BARBERÍA 22/06/2009


Tan preparados y satisfechos con sus vidas, y tan vulnerables y perdidos, nuestros jóvenes se sienten presa fácil de la devastación laboral, pero no aciertan a vislumbrar una salida airosa, ni a combatir este estado de cosas.
El dato asomaba hace poco, sin estrépito, entre los resultados de la última encuesta de Metroscopia: el 54% de los españoles situados entre los 18 y los 34 años dice no tener proyecto alguno por el que sentirse especialmente interesado o ilusionado. ¿Ha surgido una generación apática, desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar? Los sociólogos detectan la aparición de un modelo de actitud adolescente y juvenil: la de los ni-ni, caracterizada por el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar. "Ese comportamiento emergente es sintomático, ya que hasta ahora se sobrentendía que si no querías estudiar te ponías a trabajar.
Me pregunto qué proyecto de futuro puede haber detrás de esta postura", señala Elena Rodríguez, socióloga del Instituto de la Juventud (INJUVE). Algunos sociólogos detectan una atmósfera juvenil muy inflamable Economizan sus esfuerzos por miedo a la frustración La incertidumbre se impone en el empleo y en la parejaSólo el 40% de los universitarios tiene una actividad acorde con sus estudiosEstán predispuestos a aprovechar el momento, "aquí y ahora""La gente no tiene prisa en hacerse mayor", dice una voluntaria de ONG La crisis ha venido a acentuar la incertidumbre en el seno de una generación que creció en un ámbito familiar de mejora continuada del nivel de vida y que ha sido confrontada al deterioro de las condiciones laborales: precariedad, infraempleo, mileurismo, no valoración de la formación. Las ventajas de ser joven en una sociedad más rica y tecnológica, más democrática y tolerante, contrastan con las dificultades crecientes para emanciparse y desarrollar un proyecto vital de futuro. Y es que nunca como hasta ahora, en siglos, se había hecho tan patente el riesgo de que la calidad de vida de los hijos de clase media sea inferior a la de los padres. Ese temor ha empezado a extenderse, precisamente, entre la generación que de forma más abrumadora, siempre por encima del 80%, declara sentirse satisfecha con su vida. El virus del desánimo está minando la naturaleza vitalista y combativa de la gente joven aunque encontremos pruebas fehacientes individuales y colectivas de su consustancial espíritu de superación.
He aquí una muestra de resistencia a la adversidad extrema, junto a la prueba de cómo el discurso consumista ha resultado una trampa para tantos jóvenes audaces que creyeron en el maná crediticio y el crecimiento económico sin fin. "No podemos hacer frente a las hipotecas", resume Luis Doña, de 26 años, padre de una niña de 15 meses, presidente de la Asociación de Defensa de los Hipotecados, que pretende renegociar la deuda contraída con los bancos y recabar la ayuda de la Administración. Llevados por el entusiasmo de haber encontrado un empleo estable, como comercial de una multinacional, él y su compañera adquirieron hace cuatro años un crédito hipotecario de 180.000 euros a pagar en 30 años para comprar un piso. "Teníamos que abonar 800 euros al mes, pero es que ya estábamos pagando 600 de alquiler. Hace un año, de buenas a primeras, nos quedamos los dos sin trabajo y ya se nos ha agotado el paro. Hemos conseguido que el banco nos cobre únicamente los intereses de la deuda, pero es que son 560 euros al mes y no los tenemos, porque no nos sale nada. ¿Desmoralizados? Lo que estamos es desesperados y eso que nuestro caso no es tan dramático como el de otras familias que han sido desahuciadas, han tenido que refugiarse en casa de su madre o su suegra".
Eduardo Bericat, catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla, cree que la falta de ilusión hay que interpretarla, no tanto por los efectos de la crisis, como por el cambio cultural producido con anterioridad. "El modelo de vocación profesional que implicaba un proyecto vital de futuro y un destino final conocido, con sus esfuerzos y contraprestaciones, ha desaparecido. Ahora, la incertidumbre se impone en el trabajo y en la pareja y no está claro que la dedicación, el compromiso, el estudio o el título, vayan a tener su correspondiente compensación laboral y social", afirma. Si la pregunta clásica de nuestros padres y abuelos: "¿Y tú, que vas a ser?" pierde fundamento, se entiende mejor que los esfuerzos juveniles respondan, más que a la ilusión por un proyecto propio, al riesgo de quedar descartado. "Si no estudio, si no hago ese master...".
Según el informe Eurydice, de la Unión Europea, sólo el 40% de los universitarios españoles tiene un trabajo acorde con sus estudios. A los jóvenes no les resulta emocionalmente rentable comprometerse en un proyecto de vida definido porque piensan que estaría sometido a vaivenes continuos y que difícilmente llegaría a buen puerto. "Aplican la estrategia de flexibilizar los deseos y de restar compromisos; nada de esfuerzos exorbitantes cuando el beneficio no es seguro. Como el riesgo de frustración es grande, prefieren no descartar nada y definirse poco", explica Eduardo Bericat. A eso, hay que sumar un acusado pragmatismo -nuestros chicos son poco idealistas-, y lo que los expertos llaman el "presentismo", la reforzada predisposición a aprovechar el momento, "aquí y ahora", en cualquier ámbito de la vida cotidiana. De acuerdo con los estudiosos, esa actitud responde tanto a la sensación subjetiva de falta de perspectivas, como al hecho de que el alargamiento de la etapa juvenil invita a no desperdiciar "los mejores años de la vida" y a combinar el disfrute hedonista con la inversión en formación. A falta de datos sobre el alcance del "síndrome ni-ni", el catedrático de Sociología de Sevilla explica que el pacto implícito entre el Estado, la familia y los jóvenes, pacto que compromete al primero a sufragar la educación y a la segunda a cargar con la manutención, alojamiento y ocio, hace creer a algunos jóvenes que en las actuales circunstancias pueden retrasar la toma de la responsabilidad. "Desarrollan una actitud nihilista porque no se les exige estar motivados, ni asumir responsabilidades y hay redes y paraguas sociales. En las convocatorias para cubrir plazas de becarios, me encuentro con aspirantes de treinta y tantos y hasta de cuarenta años, y lo curioso es que esos becarios se comportan como becarios. Es la profecía autocumplida. Si les llamas becarios y les pagas como tales terminarán convirtiéndose en becarios.
Lo que me preocupa es la infantilización de la juventud", subraya. "Los jóvenes de ahora no son capaces de arriesgar, son conservadores", constata Elena Rodríguez. ¿La tardía emancipación juvenil española (bastante por encima de los 30 años de media) es, sobre todo, fruto de la inestabilidad y precariedad del mercado laboral o consecuencia de ese supuesto conservadurismo? Aunque la diversidad y pluralidad de la juventud aconseja huir de las visiones unívocas, no se puede perder de vista que ellos no han tenido que vencer los obstáculos de las generaciones precedentes. "Miramos con descrédito la vida que nos ofrece la sociedad.
Nuestros padres trabajaron mucho y se hipotecaron de por vida, pero tampoco les hemos visto muy felices. No es eso lo que queremos. La gente tiene pocas prisas para hacerse mayor", explica Letizia Tierra, voluntaria de una ONG. Por lo general, las personas que trabajan en asociaciones de ayuda juvenil tienden a repartir sus juicios con la medida de la botella medio llena, medio vacía. "En el CIMO (Centro de Iniciativas de la Juventud) vemos apatía y falta de ilusión generalizada. Muchos de los 200.000 nuevos titulados universitarios anuales afrontan con pesimismo la búsqueda de empleo. Saben que hay un elevado porcentaje de puestos de cajeros, reponedores, almacenistas, dependientes, etcétera ocupados por diplomados o licenciados", afirma Yolanda Rivero, directora de esa asociación que atiende a diario a más de 600 jóvenes. Con todo, descubre también a muchos jóvenes capaces de adaptarse y de asumir retos y riesgos. "La generación JASP (jóvenes sobradamente preparados) tiene la ventaja de su mayor formación. A la vista del panorama, continúan formándose, viajan, trabajan, de camarero, si es preciso, para pagarse un master y aprovechan sus oportunidades, aunque, eso sí, en casa de papá y mamá hasta los 35 años, por lo menos". El catedrático de Psicología Social Federico Javaloy, autor del estudio-encuesta de 2007, Bienestar y felicidad de la juventud española, cree probado que nuestros jóvenes no son apáticos y desilusionados, aunque lo estén, por contagio ambiental. "Lo que pasa es que rechazan el menú laboral que les ofrecemos.
El fallo es nuestro, de nuestra educación y nuestros medios de comunicación", sostiene. Aunque las ONG encauzan en España las inquietudes que los partidos políticos son incapaces de acoger, tampoco puede decirse que la participación juvenil en ese campo sea extraordinaria. "Algo menos del 10% de los jóvenes participa en algún tipo de asociación, deportivas, en su mayoría, pero el porcentaje que lo hace en las ONG no llegará, seguramente, al 1%", indica el catedrático de Sociología de la UNED, José Félix Tezanos. Autor del estudio Juventud y exclusión social, Tezanos detecta entre los jóvenes una atmósfera depresiva, un proceso de disociación individualista, condensado en la expresión "sólo soy parte de mí mismo" y el debilitamiento de la familia. "Se está produciendo una gran quiebra cultural.
Los componentes identitarios de los jóvenes no son ya las ideas, el trabajo, la clase social, la religión o la familia, sino los gustos y aficiones y la pertenencia a la misma generación y al mismo género; es decir: elementos microespaciales, laxos y efímeros", subraya. El sociólogo de la UNED se pregunta hasta cuándo aguantará el colchón familiar español y qué pasará cuando se jubilen los padres que tienen a sus hijos viviendo en casa. A su juicio, el previsible declive de la clase media, la falta de trabajos cualificados -"el bedel de mi facultad es ingeniero", indica-, el becarismo rampante, la baja natalidad y el desfase en gasto social respecto a Europa están creando una atmósfera inflamable que abre la posibilidad de estallidos similares a los de Grecia o Francia. "Podemos asistir al primer proceso masivo de descenso social desde los tiempos de la Revolución francesa", augura.
Más apocalíptico se manifiesta Alain Touraine en el prólogo del libro de José Félix Tezanos. "Nuestra sociedad no tiene mucha confianza en el porvenir puesto que excluye a aquellos que representan el futuro" (...) "Se piensa que los jóvenes van a vivir peor que sus padres", escribe el intelectual francés. Y añade: "Avanzamos hacia una sociedad de extranjeros a nuestra propia sociedad" (...) "Si hay una tendencia fuerte, es que tendremos un mundo de esclavos libres, por un lado, y a un mundo de tecnócratas, por otro" (...) "Los jóvenes tienen que trabajar de manera tan competitiva, que se acaban rompiendo (...) No están sólo desorientados, es que, en realidad, no hay pistas, no hay camino, no hay derecha, izquierda, adelante, detrás". Nadie parece saber, en efecto, con qué se sustituirá la vieja ecuación de la formación-trabajo-estatus estable, si, como pregonan estos sociólogos, la educación en la cultura del esfuerzo toca a su fin y gran parte de los empleos apenas darán para malvivir. Aunque estamos ante una generación pragmática que no ha soñado con cambiar el mundo, muchos estudiosos creen que la juventud no permitirá, sin lucha, la desaparición de la clase media. "El mundo que alumbró la Ilustración, la Revolución francesa y la Revolución industrial está agotado. La superproducción y la superabundancia material en estructuras de gran desigualad social carecen de sentido, hay que repensar muchas cosas, construir otra sociedad", afirma Eduardo Bericat. Las dinámicas encaminadas a establecer nuevas formas de relaciones personales, la búsqueda de una mayor solidaridad y espiritualidad, más allá de los partidos y religiones convencionales, los intentos de combatir la crisis y de conciliar trabajo y familia, el ecologismo y hasta el nihilismo denotan, a su juicio, que algo se mueve en las entretelas de esa generación. "Son alternativas que, aisladamente, pueden resultar peregrinas, pero que, en conjunto, marcan la búsqueda de un nuevo modelo de sociedad", dice el profesor. ¿Será posible que esta juventud supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea la llamada a abrir nuevos caminos?


Eviado por Lorena Jorna.

21/6/09

Un milagro bajo un paraguas

Aún recuerdo aquel tórrido mediodía de abril de 1998 cuando todos en Agraharam, un pequeño pueblo colindante con Anantapur, buscaban desesperadamente la mirada del hombre que camina debajo de un paraguas. El termómetro supera los 50 grados, pero todos sus habitantes están en la calle para ver de cerca al hombre que les ha devuelto la esperanza. Todos se arremolinan bajo ese paraguas negro y viejo para honrar a Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño.

Le ponen collares de flores, le lavan los pies, le dan agua de coco, dulces, le dan las gracias, le quieren…

Le quieren desde que en 1969 llegó a Anantapur, en el estado indio de Andhra Pradesh, para enfrentarse a la pobreza absoluta, para ayudar a los que nunca recibieron ayuda, para decirles a los ‘intocables’, a los pobres de los pobres, que ellos también tenían derecho a vivir y a vivir con dignidad. Y lo hizo desde una pequeña casa que le dejó una organización protestante y en la que sólo había una mesa, una silla, una máquina de escribir y un mensaje en la pared: «Espera un milagro». Siempre recordaba esa frase y lo que pensó nada más leerla: que no había milagro que esperar, que había que salir a buscarlo, que era una locura pero que había que intentarlo.

La locura había empezado mucho antes. En las calles de Barcelona, primero; en el coro de su catedral, después; y finalmente en el frente del Ebro, durante la Guerra Civil española, donde luchó sin pegar un solo tiro en el bando republicano. En las calles de Barcelona, donde nació el 9 de abril de 1920, vio lo primeros intocables de su vida; en la catedral empezó a conocer a Dios y en el frente del Ebro vio la luz que le llevó a la Compañía de Jesús. Después pasó una temporada en el campo de concentración de Betanzos antes de volver a Barcelona e irse a estudiar a un monasterio en las laderas del Moncayo. Y del Moncayo a la India.

El 13 de febrero de 1952 atracó en Bombay, atravesó la Puerta de la India y pisó por primera vez su nueva patria. «Mi nueva tierra de promisión», pensó. Sus primeros años en Mammadh, pequeña localidad al norte de la gran urbe, le supuso un auténtico descenso a los infiernos. Supo entonces que tenía que pasar a la acción, que él no había llegado allí para orar, ver y callar. Empezó construyendo con sus manos un pequeño hospital, luego un colegio, después un pozo tras otro hasta que finalmente se puso a repartir trigo con un carro tirado por un par de bueyes. «Nunca les hablaba de Dios, había otras prioridades», se decía y se repetía, y que él no había llegado hasta allí para elevar las estadísticas de bautizos.

Sus métodos empezaron a no gustar. Ni a la Compañía de Jesús ni a las autoridades locales que le veían demasiado poderoso. Estos le quisieron echar y aquellos reconducir. Pero él siguió su camino y la orden de expulsión no tardó en llegar. Fue el 27 de abril de 1968. Durante el siguiente año, mientras la burocracia iba retrasando su salida del país, cientos de miles de personas de todo el estado de Maharastra se manifestaban periódicamente en Bombay contra la salida de ‘father’ Ferrer. Fue propuesto para el Nobel de la Paz. La revista ‘Life’ le sacó en portada como el santo desconocido. Al final, Indira Gandhi, presidenta del país, dijo la última palabra; un telegrama suyo leído ante más de 30.000 personas zanjó la cuestión: «El padre Ferrer marchará al extranjero para pasar unas cortas vacaciones pero será bienvenido a su vuelta».

Quisieron convertir la victoria en derrota. La Compañía le quiso atar corto y los políticos le prohibieron volver a Maharastra. Aquéllos quisieron que se dedicara exclusivamente a la enseñanza y de éstos sólo el gobernador de Andhra Pradesh, una de las zonas paupérrimas de la India, le permitió quedarse en su estado. Y allí se fue, en 1969, después de unas cortas vacaciones. Y con él, Anna Perry, una periodista inglesa de 22 años, 26 menos que él, que era la encargada de cubrir las manifestaciones de Bombay a favor de Vicente. Se conocieron el 27 de julio de 1968 («Recuerdo muy bien esa fecha» —me dice Anna— «porque estaba convencida de que ya nunca me iba a separar de él») y se casaron el 4 de abril de 1970, poco antes de que la Compañía de Jesús lo expulsara de su seno.

En busca del milagro

Fue entonces cuando Vicente Ferrer y Anna (su otro yo, la organización que unir a la imaginación, la fuerza indestructible que le complementaba…) salieron a buscar ese milagro que le gritaba desde la pared de aquella humilde casa donde empezó a hacerse realidad su sueño. En 1969 habían creado RDT (Rural Development Trust o Consorcio para el Desarrollo Rural), el instrumento mágico con el que se puso en marcha la mayor transformación que se recuerda en un estado indio a manos de una organización no gubernamental… y en 1996 vio la luz la Fundación Vicente Ferrer (FVF) y con ella un programa de apadrinamiento de niños que a día de hoy supera ya los 135.000.

Y este milagro tiene más cifras que las de los populares apadrinamientos: más de 2,5 millones de personas de 1.874 pueblos del distrito de Anantapur, que se acerca a los cuatro millones de habitantes, se benefician de los proyectos de RDT y la FVF. A lo largo de estos años se han construido 39.000 viviendas para las familias más desfavorecidas; además, tres hospitales generales, un centro de planificación familiar, un centro para enfermos terminales de sida y 14 clínicas rurales funcionan a pleno rendimiento; han levantado 1.696 escuelas y centros educativos y 120 bibliotecas que educan a 158.000 alumnos de primaria y secundaria; además, cerca de 500 jóvenes más están preparándose para entrar en la universidad y otros tantos están cursando ya carreras universitarias. Y luego están los centros especiales para invidentes, sordos, discapacitados psíquicos; un total de 1.300 ‘shangams’ acogen a 15.600 personas con distintas discapacidades, que cuentan además con 18 escuelas residenciales.

También han sacado agua de donde no había: miles de pozos afloran por todo el distrito y casi 2.300 embalses de distintos tamaños consiguen dos y hasta tres cosechas por año gracias a los casi tres millones de árboles frutales plantados. Además, más de 70.000 mujeres se han unido en más de cuatro mil asociaciones para que puedan participar activamente en cualquier aspecto de su vida o de la vida de su comunidad con los mismos derechos del hombre. Todo esto después de que en 1982 se pusiera en marcha un ambicioso plan de control de la natalidad que ha contribuido de manera significativa a mejorar el nivel y la calidad de vida de miles de mujeres.

Se podría seguir hablando de todo lo que ha cambiado la vida de los más desfavorecidos del distrito de Anantapur desde que llegó Vicente Ferrer. Pero los números no alcanzarían a dibujar realmente la labor realizada. Vicente no sólo les dio la oportunidad de vivir dignamente, de comer, de poder disponer de algo tan básico como el agua o de tener un trabajo digno, una vivienda incluso; no, no sólo ha conseguido que sus hijos reciban la educación que no recibieron ellos, y una atención sanitaria de calidad… No, Vicente Ferrer les dio mucho más, les dio la oportunidad de ser, les ofreció la esperanza que nunca tuvieron, les devolvió la dignidad arrebatada.

Me viene a la memoria más que nunca la cena que disfrutamos el pasado 26 de enero en Anantapur. Sentados en su comedor, devorando una deliciosa tortilla de patatas con Anna y Begoña, Vicente nos contaba todo lo que todavía le quedaba por hacer. Qué ese milagro que le gritaba desde aquella pared todavía era una utopía: que hacían falta más hospitales, más colegios, más agua, más trabajo. Y nos lo decía como si el futuro fuera suyo, como si le sobrara tiempo para seguir haciendo realidad cada día el milagro del pan y los peces.

Estos continuos milagros le hicieron merecedor de un sinfín de galardones: desde el Príncipe de Asturias de la Concordia (1998) a la reciente concesión de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil que le hizo entrega en los primeros días de este año la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega. Pero no son estos galardones los que más feliz le hicieron, no, él buscó siempre la sonrisa de cualquier niño de esos que no dudaba en enfrentarse a los 50 grados para ver de cerca al hombre que caminaba debajo de un paraguas.

El pasado 20 de marzo sufrió una embolia cerebral de la que ya no ha podido recuperarse. Si en algún momento desde entonces le ha vuelto la lucidez seguro que ha reflexionado y ha llegado a la conclusión de que lo dejaba todo en buenas manos: en las de Anna y en las de Moncho, el segundo de sus tres hijos, el sucesor, el que sigue sus pasos; sin olvidarse de sus hijas Tara y Yamuna, de sus seis nietos y de los millones de personas en todo el mundo que nunca permitirán que se extinga ni su memoria ni su obra.

Aún recuerdo aquella entrevista que le hice en 1998, allí en la India, cuando me dijo que ya había elegido el lugar donde descansaría cuando se fuera. Está, me dijo, en la ladera de una de las montañas que rodean Anantapur. No quería que se convirtiera en lugar de peregrinaje pero sí que cuando las gentes pasen por su lado puedan decir: «Allí está Vicente». Y será verdad porque Vicente Ferrer, el hombre que tuvo un sueño, nunca se irá de Anantapur. Permanecerá allí, siempre terco, inagotable e indeleble en la ladera de esa montaña, hasta que averigüe por sí mismo que el milagro era él.

Por Fernando Baeta.

Publicado en "el mundo"




15/6/09

CARTA DESDE AFRICA


CARTA
Desde
ÁFRICA



Querido Tino y amig@s de Guadalupe:

¡Feliz Pascua de Resurrección!. Este año ha venido tan pronto que casi nos pilla masticando turrón. Bueno, de hecho a mí me ha pillado porque algunas barras, y dulces que nos mandaron algunos amigos nos han llegado en Febrero, y nos han servido para celebrar la Pascua.

Pero en fin, lo importante es que disfrutamos de paz y nos ha dado tiempo a prepararla bien y ahora estamos celebrándola en las diferentes capillas de la misión y bautizando a los catecúmenos que están preparados.

Aquí en la misión pudimos celebrar por primera vez en muchos años la Vigilia Pascual sin miedo a posibles ataques de la guerrilla. Y en esa celebración se bautizaron 43 catecúmenos cuyas edades van desde los 15 a los 25 años.

El Domingo de Pascua yo fui a celebrar a Nariamaoi, una capilla de la misión que está a unos 23 kms. de distancia. Digo capilla por darlo un nombre, pues en realidad rezamos debajo de un árbol, con tres laminas de zinc sostenidazas por unos cuantos troncos que protegían un poco del sol la mesa que hacia de altar.

Y también allí se celebraron 37 bautizos de adultos. En fin que aquí todavía podemos disfrutar del Espíritu de Pascua, pues la gente está por seguir a Jesús. Su mensaje es valido hoy, y esto debe animarnos a todos porque la Iglesia de Jesús, esa Iglesia que él inaugura con su muerte y resurrección, sigue muy viva.

¡Y esa Iglesia la formamos TODOS!.

Yo, como todo jornalero que se merece su descanso, he decidido en esta semana descansar un poco, si me dejan claro, porque a la hora de la verdad siempre hay cosas mas o menos urgentes que hay que solucionar. Y en esta semana me he propuesto encontrar tiempo para comunicarme con todos mis amigos. Estáis siempre ahí, dispuestos a dar una mano cada vez que os pido ayuda para algo en concreto, y os merecéis un poco de información y noticias de cómo nos van las cosas por aquí en la misión y en Uganda.

En lo político ya os mencionaba que disfrutamos de paz, pero en lo demás parece que eso de estar en un rincón del norte de un país como este, siempre complica las cosas más. Y digo esto, porque cuando a finales de año estábamos saliendo de la crisis de las inundaciones, que habían hecho imposible el acceso a la zona, con el consecuente aumento de los precios de todo, por su escasez, y ya estábamos contentos porque entrábamos en la época seca y las carreteras se hacían viables, ya que al menos estaban secas, es precisamente cuando se hacen las elecciones en Kenia, país vecino. No hace falta que os cuente lo que allí ocurrió al anuncio de los resultados, porque ya os lo habrán dicho ahí los medios de comunicación.

Bueno pues en Uganda, al no tener acceso directo al mar, dependemos de las carreteras de Kenia para el combustible y muchas otras cosas mas, pues llegan al puerto de Mombasa y desde allí por carretera viajan a Kampala. Y entonces con el corte de todas las carreteras en el país vecino, por la violencia que allí se desató, -incendiaban los camiones y destruían los contenedores de mercancías-, la vida volvió a paralizarse en Uganda. En la capital estuvieron hasta 10 días sin combustible en las gasolineras. Los precios de todo se ha disparado de nuevo. Nadie quiere hacerte un presupuesto de nada porque no saben a que precio van a comprar los materiales. Dos proyectos que teníamos pendientes (uno de pozos y otro de un dispensario-maternidad-) las compañías correspondientes no han dado aun fecha de cuando podrán comenzar los trabajos porque con lo que nos han presupuestado, ahora con los precios actuales del cemento y la gasolina habría que multiplicarlo por cuatro. Así que como ellos saben bien que eso es una locura, y que el dinero nos cuesta mucho trabajo encontrarlo, pues nos dicen que tengamos paciencia.

Pero no nos hemos quedado parados, siempre hay piedras para reparar caminos; leña y paja para hacer techos; arcilla para hacer bloques de barro, así que hemos aprovechado para hacer otras cosas.

El dispensario que teníamos proyectado comenzar este año, lo hemos comenzado provisionalmente, habilitando dos barracones de barro y paja que antes se utilizaban para los catecúmenos.

En cada barracón podemos acomodar a 25 pacientes, uno es para mujeres y el otro para niños, con una esterilla en el suelo y una manta por el momento se valen. Necesitaríamos camas y colchones para que todo estuviese un poco más higiénico y duplicar el espacio, ya que en la cama estaría el enfermo, y en la esterilla, debajo de la cama, dormiría el acompañante. No como ahora, que con pacientes y acompañante, todos en el suelo, no sabes a veces quien es quien.

Las camas nos las pueden hacer por el equivalente a unos 80€ cada una, y colchones de goma espuma de un grosor decente se pueden encontrar, cuando los precios vuelvan a la normalidad, a unos 30€ cada uno. Se necesitarían 50 de cada, y los iremos comprando poquito a poco en la medida que podamos y que nos ayudéis.

En fin, aunque con estructuras muy provisionales, la gente se va ya acostumbrando a venir. Y para ayudar a ello, organizamos también cursos básicos de higiene y alimentación para las embarazadas y las lactantes, y cursillos de prevención de ciertas enfermedades entre los adultos. Y de paso siempre que se puede damos formación humana y cristiana, que todo ayuda a formar una sociedad mas sana.

Gracias por esos 1000€ que en Octubre nos enviasteis. Casi todos habéis puesto vuestro granito de arena… de verdad, que contando con amigos así nos da tranquilidad, y también cierta euforia para acometer nuevos proyectos.
Sabemos que estáis ahí detrás y aunque entremos en números rojos, poquito a poco esos números desaparecen, y el proyecto o el trabajo hecho ahí queda.

Mucha de esa ayuda la hemos usado para comprar cosas necesarias para el dispensario, como: medicinas, arroz, azúcar, mantas, leche en polvo, etc. Y cada tarde cuando me doy una vuelta por aquel barracón, y veo a los niños en sus esterillas, sonriendo a pesar de todos sus males, me acuerdo de todos vosotros, que sois quienes hacéis esas sonrisas posibles. ¡Gracias!.

También me habéis quitado un gran peso de encima con la cuestión de las máquinas de coser que necesitaremos para final de curso, ya tenemos para nueve, aunque por el momento solo he comprado dos, por la situación de los precios que os decía antes, pero ya he dicho a mis compañeros en Kampala que me compren 13 más, cuando el mercado se normalice.

¡Dios proveerá para pagarlas!.

Os recuerdo mucho y muy a menudo. ¿Como podría olvidar a quienes hacéis posible el funcionamiento de todo esto?. Y pido al Señor que cada uno de vosotros podáis sentir esa misma felicidad que nosotros sentimos aquí cuando al finalizar el día nos vamos a descansar sabiendo que hemos puesto un ladrillito mas en la construcción de ese Reino que Jesús nos anunció.

Muchos recuerdos a todos los amig@s de esa parroquia de Guadalupe.

Un abrazote,



José Juan Verdejo Alonso
Misionero Comboniano
KAMPALA (Uganda)



12/6/09

Tomen, este es mi cuerpo.

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*

July nació con una deficiencia profunda. Para su papá y su mamá fue un golpe muy fuerte, sobre todo al comienzo... “Nadie se espera un regalo como este”, me decía alguna vez su papá, después de que fue acogiendo el misterio de la vida de July, limitada y con muchos problemas, pero plena ante los ojos de Dios. Poco a poco, los demás hermanos y hermanas fueron aprendiendo, como sus papás, a convivir con July. Pero no fue fácil... Había que hacérselo todo y cuando tenía las crisis, ponía a todos a correr. Siempre estaban recibiendo nuevas lecciones de July. Sin que se dieran cuenta, esta niña frágil, indefensa y llena de impedimentos, se fue convirtiendo en el centro de toda la familia.

Cuando tuvo la edad para recibir su primera comunión, sus papás fueron a ver al sacerdote de la parroquia, que la había bautizado y que había dado la primera comunión a todos los hijos e hijas mayores... De modo que los padres de July le dijeron a su párroco: “Nos gustaría que July recibiera su primera comunión. Ya ha cumplido la edad y le hemos enseñado lo que hemos podido sobre el amor y la cercanía de Dios en su vida. Ella no puede hablar, ni sabe las oraciones, pero consideramos que debe participar, como todos los demás, de este regalo semanal de Dios a cada uno de nosotros”.

El sacerdote, un poco confundido por la propuesta, no supo bien qué decir. Nunca se le había presentado un caso así y la preparación para la primera comunión era muy exigente en esa parroquia. Los niños y las niñas participaban de la catequesis durante casi un año, aprendían las oraciones, las enseñanzas de Jesús y, sobre todo, el significado profundo de la eucaristía... No era conveniente hacer excepciones, sobre todo porque podría crearse un mal ambiente entre los feligreses más cercanos; de modo que, después de mucho pensarlo, el párroco dijo: “Lo siento, pero me temo que no podrá ser, puesto que July no va a entender lo que va a recibir”. Carmen, la mamá, se quedó mirando al padrecito a los ojos y le preguntó: “Padre, ¿y me va a decir que usted sí entiende lo que recibe cada día en la eucaristía?” El sacerdote bajó los ojos y pidió perdón por haber pretendido ser dueño de un regalo que Dios dejó para todos y que, aunque recibimos con cierta frecuencia, nunca podremos entender en toda su profundidad. El mismo papa Juan Pablo II reconoció esta realidad, cuando se preguntaba en su encíclica sobre la Eucaristía: “Los apóstoles que participaron en la Última Cena, ¿comprendieron el sentido de las palabras que salieron de los labios de Cristo? Quizás no” (Ecclesia de Eucharistia, No. 2).

Algún tiempo después, July recibió su primera comunión con el grupo de niños y niñas de la parroquia. Ella, regalo de Dios para su familia y para el mundo, fue acogida por Dios en su mesa, para participar del gesto que realizó Jesús delante de sus discípulos, mientras comían: “tomó en sus manos el pan y, habiendo pronunciado la bendición, lo partió y se lo dio a ellos diciendo: –Tomen, esto es mi cuerpo. Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, y todos bebieron”. Así fue como July se acercó por primera vez a la mesa de la comunión. Ella, como tú y como yo, sin entender completamente este misterio, fue abrazada por el misterio del amor de Dios que se entrega hasta el extremo y nos invita cada día a hacer lo mismo en memoria suya.

* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad
de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana
– Bogotá -

6/6/09

La pildorita


Os mando este cuento, que he enviado por tres veces a cada uno de los diarios locales Hoy y Extremadura, pero o bien hay una criba de la junta o no les ha interesado. Si os gusta y quereis hacerlo difundirlo:



El señor Juan necesita un audífono, ya no escucha bien a sus compañeros en las tertulias que tanto le gustan, Pero le ha dicho el médico del SES que los audífonos, que cuestan unos dos mil Euros, no se pueden recetar.

A su mujer La señora María le faltan todas la muelas y algún que otro diente, pero si quiere comerse un filete de ternera, que tanto le gustan, debería ponerse una prótesis de 2000 euros que tampoco le puede recetar su médico.

Eso sí ayer les dijeron en el ambulatorio que tenían que estar contentos por que a su nieta, esa chica de dieciseis años, tan moderna, que sale los fines de semana y despues de unas copas se acuesta, mas que nada para divertirse, con el primer chico que se lo pide, podrá pedir la pildorita en la farmacia sin necesidad de que ni sus padres, ni su médico tengan que firmar el consentimiento, para que se la den y si acaso no ha utilizado el presevativo y sospecha que puede estar embarazada tambien se le facilitará el aborto.

Eso sí, si tiene alguna enfermedad añadida por no haber utilizado preservativo, que necesite ser tratada con antibiotico ya pueden ir sus abuelos a hacer cola a la puerta del médico de cabecera por que los antibioticos no se venden en la farmacia sin receta médica,! faltaría más, no vamos a convertirnos ahora en adictos a los antibioticos!

Charo Villar Laberti.


2/6/09

Mi vivencia en el Forum de la Pastoral con Jóvenes

Del 7 al 9 de Noviembre de 2008 se celebró en Madrid el Forum de la Pastoral de Juventud del que tuve la suerte de ser la representante de la Parroquia de Guadalupe.

Esta iniciativa lleva bastante tiempo gestándose; celebra el 50 aniversario de la revista de Pastoral Juvenil que corre a cargo de los Escolapios, que tan bien han organizado el evento.

El pre-Forum llevaba en marcha desde febrero, y concentraba muchas actividades para que los jóvenes nos expresáramos: “exprésate”, “¿qué pinta Dios en tu vida?” (Luego algunas de las opiniones se han puesto en la sección “Pliego” de la revista de Pastoral).
Los organizadores saben que los jóvenes de hoy en día estamos muy ocupados, así que todo está organizado desde la página web: www.forumpj.org
En ella podían verse diversas opiniones de distintas personas, más jóvenes y más mayores, porque aunque el forum va dirigido a los jóvenes (de edades entre los 18 y 35 años) no se menosprecia la participación de nadie.

Parte de la gente que fue al Forum estaba muy preparada, llevaba meses soñando con ello. Sin embargo yo me enteré tarde, y en muy poco tiempo tuve que darme prisa porque quería participar en todo; y lo hice, desde luego que sí.

Decidí participar en el concurso de canciones (había concurso de canciones, cortos, fotografías y dinámicas de grupo), pero aunque mi canción era bonita, no podía competir en una semana con los meses y meses de trabajo de otros grupos que habían hecho un trabajo espectacular, así que no tuve suerte con ella; pero al menos la canté ante mis compañeros de la diócesis lo cual, pese a los nervios, me hizo mucha ilusión.
La gran suerte fue que desde la diócesis, un grupo fantástico salió seleccionado para llevar su baile al Forum, y de hecho hicieron un taller del que la gente salió entusiasmada. Una pena que mi itinerario no me permitiera disfrutar de esa actividad.

Aparte de participar en el concurso, mandé mi particular respuesta a la sección: “¿Qué pinta Dios en tu vida?” que tuve la gran suerte de que fuera una de las 50 respuestas seleccionadas.

Y, por si fuera poco, en el apartado “Exprésate” de la página muchos de la diócesis habíamos escrito, y casi todos estuvimos allí, porque pusieron nuestras respuestas: la de los seminaristas, la de Roberto, la de Lorena o la mía son un ejemplo.





Y bien, ¿qué fue el Forum de pastoral con jóvenes? Pues yo diría que fue una fiesta, pero no un botellón, sino una de las buenas; una fiesta para el alma.
El autobús hasta Madrid era de la misma empresa que nos llevó a Taizé dos años atrás, y fue irremediable comentar esa experiencia maravillosa, como lo fue también hacer amigos, profundizar en relaciones que antes eran más superficiales y hacer una piña coria-cacereña.

El Forum de pastoral con jóvenes albergó a dos mil personas, mayoritariamente entre los 20 y los 30 años, pero de todas las edades, y trató con profundidad problemas de nuestra iglesia actual en la pastoral de juventud, que en realidad afecta a todas y cada una de las demás pastorales, puesto que los jóvenes somos el mañana de la iglesia.
Se trataron temas difíciles como: el trabajo, la inmigración, la vocación personal, la accesibilidad a los jóvenes, el progreso, los medios de comunicación (y cómo usarlos), proyectos para trabajar con jóvenes de todos los tipos imaginables, las misiones, la integración, incluso de la música Heavy y la homosexualidad.
Se ofreció una perspectiva abierta y sincera sobre la realidad; cuando para mi gusto es lo que más le hace falta a esta, nuestra iglesia, para atraer a los jóvenes: APERTURA Y SINCERIDAD. Se hizo hincapié en no juzgar a nadie, pese a que todo tuvo sus detractores.

El montaje escénico era maravilloso: joven y atrayente.
Lo que más me sorprendió, aparte de los hermanos de Taizé que son fabulosos, fueron el montaje escénico de la foto, que fue francamente precioso y muy revelador, y por supuesto tengo que hablar de Cortés que hizo una crítica dura, pero constructiva y, sobre todas las cosas, jocosa a esta, nuestra iglesia.
Como no quiero extenderme mucho, sí me gustaría decir que lo pasé en grande, que queda mucho que hacer dentro de la pastoral con jóvenes y por ello debemos propiciarla cada uno donde nos sintamos más válidos y necesarios para ello.

No hay que temer a los jóvenes, a la diversidad ni a las opiniones que no son como la nuestra, porque todo esto es lo que nos ayuda a crecer.

Quiero dar las gracias a la comunidad por haberme apoyado de todas las maneras posibles para que pudiera acudir a un evento tan asombroso como este, y dar las gracias por supuesto a todo el que haya leído todo esto, que ahora lo miro y se me hace extenso teniendo en cuenta que no he contado apenas nada.

También me gustaría dar las gracias a la comunidad por habernos apoyado a este pequeñito grupo de locos cuando quisimos llevar a cabo las oraciones al estilo de Taizé el año pasado, y por todo el apoyo moral y físico que se da desde esta a los grupos de jóvenes.

Por último, como regalo os dejo mi “¿Qué pinta Dios en tu vida?”

“Dios es mi inspirador, el que me anima a no conformarme y, al mismo tiempo, a vivir a tope la vida; a disfrutar de lo bueno y crecer con lo malo, a crecer y compartir…”

Un abrazo fuerte:
Alba Martín Sánchez, actualmente animadora de la asociación juvenil Ruah.


El sentido de mi vida. - Parábola de los canteros-.

En uno de mis paseos por los alrededores de los pueblos que visito, vi que había tres hombres de mediana edad labrando la piedra y haciendo con ella enormes cubos, todos de la misma forma y tamaño.

Mi acostumbrada curiosidad hizo que me acercara al primero.


- Discúlpeme, - Le dije. - ¿qué está haciendo?


- ¿Pues no lo ve? – Respondió con un deje cansino. - Picando piedra, como ayer, como mañana y como pasado mañana. Debí estudiar, como decía mi madre, y estaría en una oficina…


- Perdone - Me dirigí al segundo de ellos. - ¿qué está haciendo?


- Estoy haciendo cubos con esta piedra. Luego los venden a empresas y así más o menos me voy ganando la vida.


- ¿Qué está haciendo usted? – Le dije al tercero de ellos cuando estuve lo suficientemente cerca.


- ¿Pues usted qué cree? – Me contestó en un tono jovial, aunque parecía cansado. – Estoy haciendo lo que pronto será una hermosa catedral.


Desde aquel día intento darle sentido a lo que hago, al recordar de qué buen grado labraba la piedra el tercer cantero.


Autor desconocido.




1/6/09

La decana del equipo reluciente CUMPLE...



El día 29 de Mayo cumplió 80 años la decana del equipo de limpieza de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de Cáceres.
El equipo lo festejó, por todo lo alto, haciendo un día mas explendido y reluciente a María.
Gracias por tu ayuda desinteresada.
Con Cariño,

El Equipo Reluciente.