26/5/10

PASTORAL RURAL MISIONERA


Los curas de Miajadas (Cáceres) Agustín y Enrique y con la colaboración de José Moreno Losada, Consiliario Nacional de la JEC, acaban de publicar en Vida Nueva el Pliego central de la misma (15-21 de mayo de 2010).

Me siento afectivamente unido a ellos y plenamente identificado con su manera de llevar a cabo su labor pastoral. Por eso me ha parecido bien entresacar algunas notas principales de lo que es su tarea en clave misionera. “En tiempos de globalización y secularización como el actual, su gran desafío pasa por engendrar parroquias misioneras, comunidades donde los laicos contribuyan a sembrar en ellos la semilla del Evangelio, porque Dios se encargará luego de hacerla crecer”. Helas aquí:

1) Partir de la realidad de los pueblos hoy, que no son como cuando empezaron ellos hace ya más de 40 años. Estos curas son “hombres que se resisten a la despoblación y el abandono del medio rural con una vida encarnada desde lo sencillo junto a las gentes del campo”. Esta encarnación les hace estar atentos constantemente a las vicisitudes de la gente de los pueblos, donde “lo agrícola-ganadero ha dejado de ser la principal fuente de financiación” para pasar a otra economía dependiente de pensiones y subvenciones.

2) Ante la muerte de una Iglesia de cristiandad, intentan auscultar el latido de Dios en la vida de las parroquias rurales para “afrontar una auténtica pastoral rural misionera”, porque se está “a contrapié entre la religiosidad popular y la secularización”. No se acierta en la inculturación de la fe, en la renovación de la misma, en el seguimiento de Jesucristo… Hay personas cristianas cualitativamente muy valiosas, pero cuantitativamente pocas. Incluso el meollo de la vida eclesial está pensado y elaborado para la gente de la ciudad. Hacen falta “pedagogos creativos en la Iglesia rural”.

3) Una iglesia en proceso de conversión continuo, que se ha hecho cada vez más cercana a la vida de la gente, a la escucha del pueblo; y sobre todo que ha incorporado a los laicos y laicas en todas las tareas pastorales. Falta, según ellos, pasar a una pastoral rural misionera “que dé repuesta ilusionante al momento actual de nuestros pueblos y evangelice los ambientes, ya lejanos de la fe”.

4) Una Iglesia pasional y samaritana, que no busca “éxito ni número, plazas y templos llenos, sino la fecundidad del Reino, que se da en la pequeñez… en los procesos de la gente sencillas de nuestro mundo rural”. Una Iglesia que busca “ese modo samaritano de acompañar a los pequeños para reivindicar la justicia y la dignidad que les pertenece… y busca un culto que tiene que ver con la vida y la verdad de los pueblos y de la gente”. Y misionera, que ofrece “los dones de la salud a los hombres y mujeres, en donde viven y en lo que viven, sin olvidar que es, sobre todo, trabajo de Dios y de la Iglesia”.

5) El estilo de vida de los curas ya no es, gracias a Dios, de misa y olla, como antaño se decía, sino de curas itinerantes, que andan con la lengua fuera para poder atender a los distintos pueblos y a todas las tareas pastorales y, al ejemplo del señor Jesús, “hacerse carne en la vida del pueblo”. Ellos han luchado desde los años 70, en unión con las fuerzas vivas de las localidades donde trabajan, por la solución de los problemas estructurales que afectaban al bienestar y desarrollo de sus pueblos. Más que adoctrinar y mandar, hacen del acompañamiento su estilo de trabajar, donde “sepan dejarse configurar y determinar por la realidad de los pueblos y del mundo rural…haciendo una Iglesia que sea servidora de la realidad y sepa apostar por los últimos y sencillos”. Por eso, tratan de “aprender a leer y enseñar a descubrir los signos de esperanza y resurrección de la historia y de las vidas de las personas y a saber alimentarnos diariamente de ellos”.

6) Promoción del laicado, siguiendo la voz de los obispos que decían: “la nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos, o no se hará” (CLIM, 148), afirman rotundamente: “Todo lo que tardemos en animar a los laicos para trabajar “dentro” de la Iglesia y “fuera”, en la vida del pueblo, será estar perdiendo un tiempo precioso”. Por eso tratan de crear cauces “donde ellos puedan crecer como laicos adultos, participativos, corresponsables”. Por eso han optado clarísimamente por los Movimientos de Acción Católica especializados, en concreto por el Movimiento Rural Cristiano de adultos y de jóvenes, y también la JEC para los jóvenes estudiantes.

7) “Mundanizar” la Iglesia: Copio literalmente: “Queremos decir con esta expresión: llevar a las tareas de “dentro” de la parroquia –liturgia, catequesis, cofradías, grupos…- la vida de la gente del pueblo, lo que pasa, la vida de la calle, para iluminar los problemas con un nuevo ver, para consolar a los tristes, para traer luz “a la noche sin pesca”. Es vivir la espiritualidad de la encarnación: ver la vida, verla con los ojos de Dios y volver a ella transformados”.

Estos son algunos de los aspectos más importantes de la pastoral de estos curas de pueblo que tratan de vivir con los pies en la atierra pero animados por el Espíritu de Jesús.

Julián Díaz Lucio


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