25/6/10

SIN MIRAR ATRÁS


Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.
Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
Primera escena. Uno de los que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».
Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es "vivir de camino", sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia menos poderosa y más vulnerable no es una desgracia. Es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.
Segunda escena. Otro está dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de «enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios».
Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los "muertos", que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.
Tercera escena. A un tercero que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.

José Antonio Pagola.

17/6/10

SUEÑOS DE SEMILLA



En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.
...Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.
Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.
Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez  cegadora.
Y así crecemos, nos desarrollamos,  evolucionamos... Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer,... una sabiduría interior las acompaña... porque  cada semilla sabe... cómo llegar a ser árbol...

Jorge Bucay.

12/6/10

SACERDOTE MISIONERO URUGUAYO QUE VIVE EN ANGOLA


Soy un simple sacerdote católico uruguayo que hace 20 años vivo en Angola. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.

Me da un gran dolor por el profundo mal que sacerdotes, que deberían ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabras que justifique tales repugnantes actos.

Veo en muchos medios de información, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando  en  detalles  la  vida  de  algún  sacerdote pedófilo.

Así, aparece uno de una ciudad de EE.UU., de la década del 70, otro en Alemania de los 50 ó 60, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes…

 ¡Pero, es  curiosa  la poca noticia y el  desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por  millones  de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!

 Pienso que a los medios de información no les interesa que yo haya tenido que transportar por  caminos  minados  en  el  año  2002,  a  muchos  niños desnutridos  desde  Cangumbe  a  Lwena  (Angola),  pues  ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas.

 No  ha  sido  noticia  que  haya  tenido:

- que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado;

- que  le  hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000  km2,  así  como  con la distribución de alimentos y semillas;

- que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la  guerrilla, después  de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.

No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina;

No importa que alfabeticen cientos de presos;

No se "vende" que  otros  sacerdotes, como P. Stefano, tengan hogares transitorios para los  chicos  que  son  golpeados, maltratados y hasta violados y buscan un refugio.

Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando a los enfermos y desesperados.

No es noticia  que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas  para  los  más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos … o, en  parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No  es  noticia  que  mi  gran amigo, el  P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la  guerra en Angola, lo haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino;

No importa a los medios que el Hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un asalto en la calle;

Tampoco importa que  decenas  de  misioneros  en  Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria;

Tampoco que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.

En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región…
¡Ninguno pasa los 40 años!

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La  verdad  es  que  no procuramos ser noticia, sino smplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la Noche de Pascua.

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia, ni de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe, ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos.

 Pbro. Martín Lasarte, SDB - Angola