23/6/11

Testigos de testigos



El tema-lema de nuestra Romería de los Mártires de este año 2011 es TESTIGOS DEL REINO. Es el título más abarcador y más profundo que se podía escoger para una romería martirial. Dar la vida dando testimonio del Dios de la Vida, de la Paz y del Amor. Todos aquellos y aquellas que van dando su vida, en el día a día y dándola totalmente, en el momento final de su caminar, son testigos del proyecto de Dios para la Humanidad, para el Universo; responden con lo que mejor tienen al sueño de Dios, al Reino de Dios.

Con estas dos palabras, -«Testigos del Reino»- sintetizamos todo lo que se pueda decir de una vida donada, de una muerte vivida. En la visión cristiana más tradicional esa muerte es vivida por la Fe cristiana. Los mártires que la Iglesia reconoce oficialmente son mártires de la Fe, de la Moral cristiana, del Evangelio, explícitamente: misioneros tal vez, víctimas de la caridad heroica, vírgenes radicalmente fieles al divino Esposo. 

En una visión cristiana renovada, más profunda, más consonante con la Palabra y con la Vida, con la Muerte y la Resurrección de Jesús, son mártires todos aquellos que dan su vida en la muerte por las causas del Reino, por la justicia, por la paz, por la solidaridad, por la ecología, por la verdadera promoción del prójimo marginalizado. Jesús en el Evangelio los define categóricamente: la prueba mayor del amor es dar la vida por amor. 

Ser cristiano, cristiana, es dar testimonio; responder con la propia vida a las llamadas del Reino y denunciar proféticamente la iniquidad del anti-Reino. Responder diariamente, con fidelidad, al Amor de Dios en el servicio fraterno. Es ser coherente con la palabra hecha anuncio y con el anuncio hecho práctica. Es ser testigo, en primer lugar, del supremo testigo, Jesús de Nazaret, proclamado en el Apocalipsis como «El Testigo fiel». Él vino para hacer la voluntad del Padre, testimoniando radicalmente el amor de Dios. Él vino para que todos tengamos vida y vida plena. Él repitió ante sus perseguidores y todo el pueblo que sus obras daban testimonio de Aquel que lo envió es una cadena de ‘testimoniedad’. Jesús da testimonio del Padre, los mártires dan testimonio de Jesús, nosotros damos testimonio de nuestros mártires. Somos testigos de testigos. Celebramos la Romería de los Mártires en un día, en un lugar, para reasumir el compromiso de vivir como testigos del Reino, cada día, y en todo lugar. Para dar testimonio del testimonio de nuestros mártires y renovar, con pasión, con radicalidad, con alegría, nuestro seguimiento de Jesús, en la búsqueda del Reino, en la vivencia del Reino, en la celebración del Reino, en la invencible esperanza del Reino.

Para mi ordenación sacerdotal, allá por los años de 1952, escogí como recordatorio una estampa con aquella pintura de El Greco que presenta a Jesús mirando para el Padre y entregándose a su servicio. Los sacrificios no te agradaron y yo vine para hacer tu voluntad, dice Jesús. En el recordatorio recogí el versículo 8 del capítulo 1 del libro de los Hechos de los Apóstoles,
«Seréis mis testigos hasta los confines de la Tierra».

Y de cualquier confín y en toda circunstancia seguiremos en la caminada, como testigos de testigos, como TESTIGOS DEL REINO.

  Pedro Casaldáliga




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