25/7/11

Necesidades de la gente


            Mateo introduce su relato diciendo que Jesús, al ver el gentío que lo ha seguido por tierra desde sus pueblos hasta aquel lugar solitario, «se conmovió hasta las entrañas». No es un detalle pintoresco del narrador. La compasión hacia esa gente donde hay muchas mujeres y niños, es lo que va a inspirar toda la actuación de Jesús.
          De hecho, Jesús no se dedica a predicarles su mensaje. Nada se dice de su enseñanza. Jesús está pendiente de sus necesidades. El evangelista solo habla de sus gestos de bondad y cercanía. Lo único que hace en aquel lugar desértico es «curar» a los enfermos y «dar de comer» a la gente.
          El momento es difícil. Se encuentran en un lugar despoblado donde no hay comida ni alojamiento. Es muy tarde y la noche está cerca. El diálogo entre los discípulos y Jesús nos va revelar la actitud del Profeta de la compasión: sus seguidores no han de desentenderse de los problemas materiales de la gente.
          Los discípulos le hacen una sugerencia llena de realismo: «Despide a la multitud», que se vayan a las aldeas y se compren de comer. Jesús reacciona de manera inesperada. No quiere que se vayan en esas condiciones, sino que se queden junto a él. Esa pobre gente es la que más le necesita. Entonces les ordena lo imposible: «Dadles vosotros de comer».
          De nuevo los discípulos le hacen una llamada al realismo: «No tenemos más que cinco panes y dos peces». No es posible alimentar con tan poco el hambre de tantos. Pero Jesús no los puede abandonar. Sus discípulos han de aprender a ser más sensibles a los sufrimientos de la gente. Por eso, les pide que le traigan lo poco que tienen.
          Al final, es Jesús quien los alimenta a todos y son sus discípulos los que dan de comer a la gente. En manos de Jesús lo poco se convierte en mucho. Aquella aportación tan pequeña e insuficiente adquiere con Jesús una fecundidad sorprendente.
          No hemos de olvidar los cristianos que la compasión de Jesús ha de estar siempre en el centro de su Iglesia como principio inspirador de todo lo que hacemos. Nos alejamos de Jesús siempre que reducimos la fe a un falso espiritualismo que nos lleva a desentendernos de los problemas materiales de las personas.
          En nuestras comunidades cristianas son hoy más necesarios los gestos de solidaridad que las palabras hermosas. Hemos de descubrir también nosotros que con poco se puede hacer mucho. Jesús puede multiplicar nuestros pequeños gestos solidarios y darles una eficacia grande. Lo importante es no desentendernos de nadie que necesite acogida y ayuda.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Con poco se puede mucho.  Pásalo.




31 de julio de 2011
18 Tiempo ordinario (A)
Mateo 14,13-21

21/7/11

Construyendo tu vida


Existió una vez un gran carpintero que ya se iba a retirar y así se lo comunicó al contratista con el que había trabajado toda su vida haciendo para él grandes casas. No recibiría toda la pensión por retirarse antes de tiempo pero prefería vivir tranquilo con su mujer.

El contratista lamentó su decisión pero la comprendía perfectamente. Estaba triste por la pérdida de un gran carpintero que tan magníficas casas le había proporcionado. Sin embargo, el contratista le pidió una última casa como un favor personal, debía ser una gran casa que superase todas las expectativas.

El carpintero accedió pero pronto perdió la motivación, su corazón y su mente ya no querían trabajar más. Es por esto por lo que recurrió a materiales de mala calidad y a mano de obra barata. Fue una desafortunada manera de abandonar toda una vida de excelentes trabajos.

Cuando el carpintero terminó su trabajo, el empresario vino a inspeccionar la casa, dio un rodeo a la misma y sacó la llave de entrada de la casa:

- ¡Toma la llave de esta casa!, a partir de ahora esta casa es tuya, es mi regalo de despedida para ti.

El carpintero se quedó sorprendido. ¡Qué vergüenza! Si hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, lo habría hecho todo de manera diferente.

Como ves, siempre hemos de utilizar los mejores cimientos cuando estamos construyendo nuestra vida, es como nuestra casa en la que vamos a vivir. Un día nos damos cuenta que no utilizamos los mejores materiales y si pudiéramos vivir de nuevo lo haríamos de manera muy diferente. Sin embargo, no podemos volver atrás.

Tú eres el carpintero. Cada día coges el martillo para clavar un clavo en una tabla y así levantar una pared. La vida es tu propio proyecto.

Tu actitud y las decisiones que tomes hoy construyen la "casa" en la que vivirás mañana.

14/7/11

COMO FERMENTO




            Con una audacia desconocida, Jesús sorprendió a todos proclamando lo que ningún profeta de Israel se había atrevido a decir: "Ya está aquí Dios con su fuerza creadora de justicia abriéndose camino en el mundo para hacer la vida de sus hijos más humana y dichosa". Es necesario cambiar. Hemos de aprender a vivir creyendo en esta Buena Noticia: el reino de Dios está llegando.
          Jesús hablaba con pasión. Muchos se sentían atraídos por sus palabras. En otros surgían no pocas dudas. ¿No era todo una locura? ¿Dónde se podía ver la fuerza de Dios transformando el mundo? ¿Quién podía cambiar el poderoso imperio de Roma?
          Un día Jesús contó una parábola muy breve. Es tan pequeña y humilde que, muchas veces, ha pasado desapercibida para los cristianos. Dice así: «Con el reino de Dios sucede como con la levadura que tomó una mujer y la escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado».
            Aquella gente sencilla sabía de qué les estaba hablando Jesús. Todos habían visto a sus madres elaborar el pan en el patio de su casa. Sabían que la levadura queda "escondida", pero no permanece inactiva. De manera callada y oculta lo va fermentando todo desde dentro. Así está Dios actuando desde el interior de la vida.
            Dios no se impone desde fuera, sino que transforma a las personas desde dentro. No domina con su poder, sino atrae con su amor hacia el bien. No fuerza la libertad de nadie sino que se ofrece para hacer más dichosa nuestra vida. Así hemos de actuar también nosotros si queremos abrir caminos a su reino.
          Está comenzando un tiempo nuevo para la Iglesia. Los cristianos vamos a tener que aprender a vivir en minoría, dentro de una sociedad secularizada y plural. En muchos lugares, el futuro del cristianismo dependerá en buena parte del nacimiento de pequeños grupos de creyentes, atraídos por el evangelio y reunidos en torno a Jesús.
          Poco a poco, aprenderemos a vivir la fe de manera humilde, sin hacer mucho ruido ni dar grandes espectáculos. Ya no cultivaremos tantos deseos de poder ni de prestigio. No gastaremos nuestras fuerzas en grandes operaciones de imagen. Buscaremos lo esencial. Caminaremos en la verdad de Jesús.
          Siguiendo sus deseos, trataremos de vivir como "fermento" de vida sana en medio de la sociedad y como un poco de "sal" que se diluye humildemente para dar sabor evangélico a la vida moderna. Contagiaremos en nuestro entorno el estilo de vida de Jesús e irradiaremos la fuerza inspiradora y transformadora de su Evangelio. Pasaremos la vida haciendo el bien. Como Jesús.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Introduce levadura evangélica en el mundo. Pásalo.


17 de julio de 2011
16 Tiempo ordinario (A)
Mateo 13, 24-43