29/5/12

EL MEJOR AMIGO




            En el núcleo de la fe cristiana en un Dios trinitario hay una afirmación esencial. Dios no es un ser tenebroso e impenetrable, encerrado egoístamente en sí mismo. Dios es Amor y solo Amor. Los cristianos creemos que en el misterio último de la realidad, dando sentido y consistencia a todo, no hay sino Amor.
          Jesús no ha escrito ningún tratado acerca de Dios. En ningún momento lo encontramos exponiendo a los campesinos de Galilea doctrina sobre él. Para Jesús, Dios no es un concepto, una bella teoría, una definición sublime. Dios es el mejor Amigo del ser humano.
          Los investigadores no dudan de un dato que recogen los evangelios. La gente que escuchaba a Jesús hablar de Dios y le veía actuar en su nombre, experimentaba a Dios como una Buena Noticia. Lo que Jesús dice de Dios les resulta algo nuevo y bueno. La experiencia que comunica y contagia les parece la mejor noticia que pueden escuchar de Dios. ¿Por qué?
          Tal vez lo primero que captan es que Dios es de todos, no solo de los que se sienten dignos para presentarse ante él en el templo. Dios no está atado a un lugar sagrado. No pertenece a una religión. No es propiedad de los piadosos que peregrinan a Jerusalén. Según Jesús, "hace salir su sol sobre buenos y malos". Dios no excluye ni discrimina a nadie. Jesús invita a todos a confiar en él: "Cuando oréis decid: ¡Padre!".
          Con Jesús van descubriendo que Dios no es solo de los que se acercan a él cargados de méritos. Antes que a ellos, escucha a quienes le piden compasión porque se sienten pecadores sin remedio. Según Jesús, Dios anda siempre buscando a los que viven perdidos. Por eso se siente tan amigo de pecadores. Por eso les dice que él "ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido".
          También se dan cuenta de que Dios no es solo de los sabios y entendidos. Jesús le da gracias al Padre porque le gusta revelar a los pequeños cosas que les quedan ocultas a los ilustrados. Dios tiene menos problemas para entenderse con el pueblo sencillo que con los doctos que creen saberlo todo.
          Pero fue, sin duda, la vida de Jesús, dedicado en nombre de Dios a aliviar el sufrimiento de los enfermos, liberar a  poseídos por espíritus malignos, rescatar a leprosos de la marginación, ofrecer el perdón a pecadores y prostitutas..., lo que les convenció que Jesús experimentaba a Dios como el mejor Amigo del ser humano, que solo busca nuestro bien y solo se opone a lo que nos hace daño. Los seguidores de Jesús nunca pusieron en duda que el Dios encarnado y revelado en Jesús es Amor y solo Amor hacia todos.

José Antonio Pagola
 
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Anuncia a todos que Dios es nuestro mejor Amigo. Pásalo
3 de junio de 2012
Santísima Trinidad (B)
Mateo 28, 16-20

24/5/12

RECIBID EL ESPÍRITU



            Poco a poco, vamos aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no necesitamos estar en contacto con lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos basta con vivir entretenidos. Nos contentamos con funcionar sin alma y alimentarnos solo de pan. No queremos exponernos a buscar la verdad. Ven Espíritu Santo y libéranos del vacío interior.
          Ya sabemos vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con dejarnos programar desde fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no sabemos qué queremos ni hacia dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos que nunca. Ven Espíritu Santo y libéranos de la desorientación.
          Apenas nos interesan ya las grandes cuestiones de la existencia. No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más escépticos pero también más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. ¿Por qué no encontramos sosiego y paz? ¿Por qué nos visita tanto la tristeza? Ven Espíritu Santo y libéranos de la oscuridad interior.
          Queremos vivir más, vivir mejor, vivir más tiempo, pero ¿vivir qué? Queremos sentirnos bien, sentirnos mejor, pero ¿sentir qué? Buscamos disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, pero no nos contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos lo que nos apetece. Apenas hay prohibiciones ni terrenos vedados. ¿Por qué queremos algo diferente? Ven Espíritu Santo y enséñanos a vivir.
          Queremos ser libres e independientes, y nos encontramos cada vez más solos. Necesitamos vivir y nos encerramos en nuestro pequeño mundo, a veces tan aburrido. Necesitamos sentirnos queridos y no sabemos crear contactos vivos y amistosos. Al sexo le llamamos "amor" y al placer "felicidad", pero ¿quién saciará nuestra sed? Ven Espíritu Santo y enséñanos a amar.
          En nuestra vida ya no hay sitio para Dios. Su presencia ha quedado reprimida o atrofiada dentro de nosotros. Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz. Volcados en mil deseos y sensaciones, no acertamos a percibir su cercanía. Sabemos hablar con todos menos con él. Hemos aprendido a vivir de espaldas al Misterio. Ven Espíritu Santo y enséñanos a creer.
          Creyentes y no creyentes, poco creyentes y malos creyentes, así peregrinamos todos muchas veces por la vida. En la fiesta cristiana del Espíritu Santo a todos nos dice Jesús lo que un día dijo a sus discípulos exhalando sobre ellos su aliento: "Recibid el Espíritu Santo". Ese Espíritu que sostiene nuestras pobres vidas y alienta nuestra débil fe puede penetrar en nosotros por caminos que solo él conoce.
                   
José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Difunde el Espíritu de Jesús. Pásalo.


27 de mayo de 2012
Pentecostés (B)
Juan, 20, 19-23

21/5/12

PENTECOSTÉS

Lo habrás oído más de una vez. Importantes expertos en ciencias humanas aseguran que, de ordinario, la mayoría de las personas sólo viven un diez por cien o tal vez menos de lo que podían vivir y disfrutar.
Vemos sólo una parte pequeña de la belleza que nos rodea. Escuchamos únicamente algunos fragmentos de la música, la poesía y la vida que resuena en nuestro entorno. Sólo estamos abiertos a un campo muy limitado de emociones, sentimientos y pensamientos.
Nuestro corazón no conoce experiencias posibles de ternura y amor.
Estoy convencido de que es así. Muchas personas morirán sin haber vivido realmente con cierta intensidad. Algo semejante sucede con no pocos creyentes. Se morirán sin haber conocido por experiencia personal lo que podía haber sido para ellos una vida animada por la fe.
A los primeros discípulos de Jesús y a los cristianos de las primeras generaciones se les ve que han descubierto una manera nueva de vivir. No saben cómo explicarlo.
Dicen que han recibido el «Espíritu Santo».
Para ellos, este «Espíritu Santo» es un regalo de Dios que reciben cuando toman la decisión de seguir a Jesús. Esta fuerza que sienten en su interior, ese impulso que los anima desde dentro, esa vida que llena su corazón sólo puede venir de Dios. Todavía hoy, cuando los cristianos recitamos el «credo», decimos así: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida».
Yo no te puedo explicar en qué consiste esa experiencia. Cuando le estudio a Jesús, veo que él está lleno de una vida que a mí se me escapa. Él vive totalmente animado y movido por el Espíritu de Dios, y yo no.
Pero hay cosas que todos podemos intuir y hasta experimentar si nos acercamos a él.
El Espíritu de Dios enseña a no malgastar la vida de cualquier manera, a no pasar superficialmente junto a lo esencial, a no ir viviendo los días de manera inconsciente.
Centrar nuestra vida en el Espíritu es saborear la vida de una manera más intensa y honda.
El Espíritu de Dios pone en nosotros alegría interior, introduce en nosotros luz y transparencia, nos hace conocer una confianza nueva ante la vida. Algo cambia en nosotros.
Vivir animados por el Espíritu nos libera del vacío y de la soledad interior.
El Espíritu de Dios nos enseña a estar atentos a todo lo bueno y sencillo, con una atención especial a quienes sufren. Empezamos a vivir de forma más bondadosa porque crece en nosotros la capacidad de amar y ser amados.
El Espíritu de Dios nos ayuda a «renacer» cada día y nos permite comenzar cada mañana sin dejarnos derrotar por el desgaste, los errores y el cansancio del vivir diario.
No sabemos cómo ocurre, pero dentro de nosotros hay una fuerza que nos sostiene.
El Espíritu de Dios nos abre a una comunicación más confiada y sincera con Dios.
Nos enseña a orar. Nuestras dudas, interrogantes y resistencias comienzan a disolverse.
No es que hemos encontrado razones y argumentos nuevos para creer. Es otra cosa.

«Ven, Espíritu de Dios
luz que penetras el alma,
fuente del mayor consuelo...
descanso en nuestro esfuerzo,
gozo que enjuga las lagrimas,
y reconforta en los duelos
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro».
(de un himno litúrgico)

Nuestro corazón está cambiando. Le sentimos a Dios de otra manera.
Si vives algo de esto, enseguida te darás cuenta de que es un regalo. No lo estás consiguiendo tú a base de esfuerzo y trabajo personal. Lo único que tienes que hacer es abrir tu corazón, estar atento a lo que sucede dentro de ti, acoger a Dios con alegría y dejar que él te vaya trabajando.
Yo no sé exactamente cómo se despierta de nuevo la fe en una persona que lleva muchos años viviendo de espaldas a Dios.
Sólo sé una cosa. Cuando alguien, desde el fondo de su ser, sabe decir: «Ven, Espíritu Santo de Dios, renueva por dentro mi corazón», en esa persona comienza una nueva fe.
Si persevera en esa actitud interior, su vida cambiará.

JOSE ANTONIO PAGOLA

15/5/12

NUEVO COMIENZO

                  Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la misión que Jesús confía a sus seguidores.
 Según Mateo, han de "hacer discípulos" que aprendan a vivir como él les ha enseñado. Según Lucas, han de ser "testigos" de lo que han vivido junto él. Marcos lo resume todo diciendo que han de "proclamar el Evangelio a toda la creación".
          Quienes se acercan hoy a una comunidad cristiana no se encuentran directamente con el Evangelio. Lo que perciben es el funcionamiento de una religión envejecida, con graves signos de crisis. No pueden identificar con claridad en el interior de esa religión la Buena Noticia proveniente del impacto provocado por Jesús hace veinte siglos.
          Por otra parte, muchos cristianos no conocen directamente el Evangelio. Todo lo que saben de Jesús y su mensaje es lo que pueden reconstruir de manera parcial y fragmentaria escuchando a catequistas y predicadores. Viven su religión privados del contacto personal con el Evangelio.
          ¿Cómo podrán proclamarlo si no lo conocen en sus propias comunidades? El Concilio Vaticano II ha recordado algo demasiado olvidado en estos momentos: "El Evangelio es, en todos los tiempos, el principio de toda su vida para la Iglesia". Ha llegado el momento de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde lo primero es acoger el Evangelio de Jesús.
          Nada puede regenerar el tejido en crisis de nuestras comunidades  como la fuerza del Evangelio. Solo la experiencia directa e inmediata del Evangelio puede revitalizar a la Iglesia. Dentro de unos años, cuando la crisis nos obligue a centrarnos solo en lo esencial, veremos con claridad que nada es más importante hoy para los cristianos que reunirnos a leer, escuchar y compartir juntos los relatos evangélicos.
http://somos.vicencianos.org/comentarios/files/2011/05/20110605.jpg          Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como irradiación y contagio. Es posible introducir ya en las parroquias una dinámica nueva. Reunidos en pequeños grupos, en contacto con el Evangelio, iremos recuperando nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
          Hemos de volver al Evangelio como nuevo comienzo. Ya no sirve cualquier programa o estrategia pastoral. Dentro de unos años, escuchar juntos el Evangelio de Jesús no será una actividad más entre otras, sino la matriz desde la que comenzará la regeneración de la fe cristiana en las pequeñas comunidades dispersas en medio de una sociedad secularizada.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Difunde la fuerza del Evangelio. Pásalo.


20 de mayo de 2012
Ascensión del Señor (B)
Marcos 16, 15-20

11/5/12

UN TESORO VALIOSO QUE DIOS NOS HA DADO


Salmo 90,10 “El tiempo de nuestros años es de setenta y ochenta si somos robustos. La mayoría son de pena y decepción, transcurren muy pronto y nos llevan volando”.
¿Que harías tu con 1440 dólares diarios? Imagina que alguien toca las puertas de tu casa por la mañana y te entrega este dinero y te dice: ¡ESPERO QUE SEPAS GASTARLO! La misma entrega de 1440 dólares se repite al otro día,  y así sucesivamente durante un mes has recibido 43200 dólares.  Durante un año recibes 518400 y en 80 años  recibirás 41,472.000 millones exactamente ni un dólar más ni un dólar menos.  Tu dirás: “con eso puedo vivir demasiado bien”.
También dirás esto es demasiado para mí, ¡realmente es un tesoro!
Este tesoro valioso sin darnos cuenta se nos deposita todos los días en nuestra vida, como dice la palabra que leíamos al principio el tiempo de nuestros años es de 70 y 80 como promedio. Los 1440 dólares que les comentaba son los 1440 minutos que tiene un día de nuestra vida,  los más de 41 millones de dólares son los 41 millones de minutos que una persona que llegue a los 80 años de edad va a poder vivir y gastar de todo este tiempo.
Algunos se darán cuenta que han malgastado su tiempo, cuando nos damos cuenta que nuestra vida se consume aprisa podemos estar cantando aquella canción famosa: ‘Reloj no marques las horas, porque mi vida se acaba’
Hablando de reloj, sabrías que hay un reloj que vale 800.000 dólares y se llama “GRAN COMPLICACION”  otro aun mas valioso vale 11 millones de dólares y se llama “SUPER COMPLICACION’’  Quizás estos  valen demasiado y se llaman así por que como el tiempo es tan valioso,  a muchos nos resulta COMPLICADO, gastarlo bien. A otros les resulta SUPER COMPLICADO aprovechar el tiempo disponible.
Es hora de darnos cuenta que tenemos un tesoro muy valioso en nuestras manos,  este tesoro es el tiempo que nos resta por vivir, aprendamos a invertir bien nuestro tiempo, aprendamos a contar nuestros días. Suplicándole  a Dios todos los días:
“Ensénanos  a contar bien nuestros días para que nuestra mente alcance sabiduría (Salmo 90,12)
Sin querer nuestros días van pasando. Nunca olvidemos que nuestra vida en esta tierra es corta, nuestro tiempo se irá acabando por eso tengo que decirme a mí mismo y también  recordarles a los demás lo que nos dice la escritura:
Una voz dice: “Grita” y yo respondo  ¿Qué he de gritar? La voz dice: Toda carne es hierba y toda su delicadeza como flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita cuando sobre ella pasa el soplo del Señor” La hierba se seca y la flor se marchita mas la palabra de nuestro Dios permanece para siempre. (Isaías 40,6-8)
Oración: Gracias Señor por recordarme lo valioso del tiempo, te pido perdón por haber malgastado mi tiempo, en este momento imploro tu misericordia, Señor  a partir de este día enséñame a contar mis días, enséñame a invertir mi tiempo. Enséñame a aprovecharlo de tal manera que al final de mi vida este tesoro valioso  me permita obtener por tu gracia y misericordia  no solo 41 millones  minutos de vida.  Que yo pueda vivir  por toda la eternidad del tiempo. Gracias, Mi Señor, el dueño de la vida y del TIEMPO.

7/5/12

AL ESTILO DE JESÚS



            Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ha querido apasionadamente. Los ha amado con el mismo amor con que lo ha amado el Padre. Ahora los tiene que dejar. Conoce su egoísmo. No saben quererse. Los ve discutiendo entre sí por obtener los primeros puestos. ¿Qué será de ellos?
          Las palabras de Jesús adquieren un tono solemne. Han de quedar bien grabadas en todos: "Éste es mi mandato: que os améis unos a otros como yo os he amado". Jesús no quiere que su estilo de amar se pierda entre los suyos. Si un día lo olvidan, nadie los podrá reconocer como discípulos suyos.
          De Jesús quedó un recuerdo imborrable. Las primeras generaciones resumían así su vida: "Pasó por todas partes haciendo el bien". Era bueno encontrarse con él. Buscaba siempre el bien de las personas. Ayudaba a vivir. Su vida fue una Buena Noticia. Se podía descubrir en él la cercanía buena de Dios.
          Jesús tiene un estilo de amar inconfundible. Es muy sensible al sufrimiento de la gente. No puede pasar de largo ante quien está sufriendo. Al entrar un día en la pequeña aldea de Naín, se encuentra con un entierro: una viuda se dirige a dar tierra a su hijo único. A Jesús le sale desde dentro su amor hacia aquella desconocida: "Mujer, no llores". Quien ama como Jesús, vive aliviando el sufrimiento y secando lágrimas.
          Los evangelios recuerdan en diversas ocasiones cómo Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente. Los miraba y se conmovía: los veía sufriendo, o abatidos o como ovejas sin pastor. Rápidamente, se ponía a curar a los más enfermos o a alimentarlos con sus palabras. Quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con compasión.
          Es admirable la disponibilidad de Jesús para hacer el bien. No piensa en sí mismo. Está atento a cualquier llamada, dispuesto siempre a hacer lo que pueda. A un mendigo ciego que le pide compasión mientras va de camino, lo acoge con estas palabras: "¿Qué quieres que haga por ti?". Con esta actitud anda por la vida quien ama como Jesús.
            Jesús sabe estar junto a los más desvalidos. No hace falta que se lo pidan. Hace lo que puede por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar confianza en Dios. Pero no puede resolver todos los problemas de aquellas gentes.
          Entonces se dedica a hacer gestos de bondad: abraza a los niños de la calle: no quiere que nadie se sienta huérfano; bendice a los enfermos: no quiere que se sientan olvidados por Dios; acaricia la piel de los leprosos: no quiere que se vean excluidos. Así son los gestos de quien ama como Jesús.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Difunde el estilo de amar de Jesús. Pásalo.


13 de mayo de 2012
6 Pascua (B)
Juan 15,9-17