(Lc 24,36-49)
Aquel mismo primer día de la semana*, al anochecer, estaban reunidos los discípulos en una casa, con las puertas bien cerradas por miedo a los judíos. Se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
— La paz esté con vosotros.
Dicho lo cual les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús volvió a decirles:
— La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros.
Sopló entonces sobre ellos y les dijo:
— Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar.
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Comentarios: José Antonio Pagola
NECESITADOS
DE SALVACIÓN
El
Espíritu Santo de Dios no es propiedad de la Iglesia. No pertenece en exclusiva
a las religiones. Hemos de invocar su venida al mundo entero tan necesitado de
salvación.
Ven
Espíritu creador de Dios. En tu mundo no hay paz. Tus hijos e hijas se matan de
manera ciega y cruel. No sabemos resolver nuestros conflictos sin acudir a la
fuerza destructora de las armas. Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo
ensangrentado por las guerras. Despierta en nosotros el respeto a todo ser
humano. Haznos constructores de paz. No nos abandones al poder del mal.
Ven
Espíritu liberador de Dios. Muchos de tus hijos e hijas vivimos esclavos del
dinero. Atrapados por un sistema que nos impide caminar juntos hacia un mundo
más humano. Los poderosos son cada vez más ricos, los débiles cada vez más
pobres. Libera en nosotros la fuerza para trabajar por un mundo más justo.
Haznos más responsables y solidarios. No nos dejes en manos de nuestro egoísmo.
Ven
Espíritu renovador de Dios. La humanidad está rota y fragmentada. Una minoría
de tus hijos e hijas disfrutamos de un bienestar que nos está deshumanizando
cada vez más. Una mayoría inmensa muere de hambre, miseria y desnutrición.
Entre nosotros crece la desigualdad y la exclusión social. Despierta en
nosotros la compasión que lucha por la justicia. Enséñanos a defender siempre a
los últimos. No nos dejes vivir con un corazón enfermo.
Ven
Espíritu consolador de Dios. Muchos de tus hijos e hijas viven sin conocer el
amor, el hogar o la amistad. Otros caminan perdidos y sin esperanza. No conocen
una vida digna, solo la incertidumbre, el miedo o la depresión. Reaviva en
nosotros la atención a los que viven sufriendo. Enséñanos a estar más cerca de
quienes están más solos. Cúranos de la indiferencia.
Ven
Espíritu bueno de Dios. Muchos de tus hijos e hijas no conocen tu amor ni tu
misericordia. Se alejan de Ti porque te tienen miedo. Nuestros jóvenes ya no
saben hablar contigo. Tu nombre se va borrando en las conciencias. Despierta en
nosotros la fe y la confianza en Ti. Haznos portadores de tu Buena Noticia. No
nos dejes huérfanos.
Ven
Espíritu vivificador de Dios. Tus hijos e hijas no sabemos cuidar la vida. No
acertamos a progresar sin destruir, no sabemos crecer sin acaparar. Estamos
haciendo de tu mundo un lugar cada vez más inseguro y peligroso. En muchos va
creciendo el miedo y se va apagando la esperanza. No sabemos hacia dónde nos
dirigimos. Infunde en nosotros tu aliento creador. Haznos caminar hacia una
vida más sana. No nos dejes solos. ¡Sálvanos!
José
Antonio Pagola
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