21/2/10

Quédese con el tenedor

A una mujer muy conocida en su pueblo la diagnosticaron una enfermedad muy grave e irreversible, los médicos la dieron tres meses de vida. Así que, decidió empezar a poner sus cosas en orden.

Llamó a su sacerdote para discutir algunos aspectos de su última voluntad.


Ya en su casa, le dijo qué canciones quería que se cantaran en su funeral, qué lecturas hacer y el traje con que deseaba ser enterrada. La mujer tambien pidió ser enterrada con su Biblia favorita.

Cuando parecía que ya todo estaba en orden y el sacerdotre estaba a punto de irse, la mujer recordó algo muy importante. "Hay algo más -dijo exaltada-. Es muy importante. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha". El sacerdote se quedó mirando a la mujer, sin saber que decir y, después de un momento, dino: "Claro que sí, no hay ningún problema pero...¿me podría decir la razon? La verdad esque estoy intrigado con su solicitud"

La mujer prefirió no explicar nada en ese momento. Le dijo al sacerdote que no se preocupara, que ya lo sabria a su debido tiempo. Lo único que le entregó fue una carta sellada que le pidio la leyera en la misa de su funeral.

Como estaba previsto, sobre los tres meses la mujer falleció. Al ser tan conocida, a su funeral asistió un gran número de personas, practicamente todo el pueblo. Cuando pasaban por delante de su ataúd, todos veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y... ¡Un tenedor en su mano derecha!.

Llegado el momento de la misa, el sacerdote leyó en público la carta que la mujer le dió meses atrás:



"Durante muchos años he asistido a comidas y cenas de compromiso. El mejor momento de todas y cada una de ellas era cuando, ya casi al final, los camareros se llevaban los platos y te decían -Quedese con el tenedor-. Era mi parte preferida porque llegaba el postre".



Ella creía y pensaba que lo mejor estaba por venir.




Autor desconocido.

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