El pequeño bultito que le detectaron a Carmen hace
quince años (con 49) era en realidad un cáncer de mama contra el que luchó con
todas sus fuerzas y, sobre todo, con espíritu positivo. Y ganó. Carmen Holguín
Cillán cumplía con todos los consejos que recomiendan para esquivar esta
enfermedad. Siempre ha hecho deporte y ha cuidado con mimo su alimentación,
rica en frutas y verduras. Pero el factor genético pesó y, al igual que su
madre y su abuela, tuvo que pelear contra la enfermedad. Dos operaciones, la extirpación
de parte del pecho y siete meses de quimioterapia y radioterapia sirvieron para
curarla, aunque dos veces al año pasa por una revisión para certificar que todo
sigue bien.
Maestra jubilada, actualmente colabora como voluntaria
en la Asociación Española contra el Cáncer, que mañana viernes realiza una
jornada de sensibilización contra el cáncer de mama. En Cáceres, a partir de
las 10 horas en el kiosco de la música de Cáceres se repartirán lazos e
información a la población femenina. En España se diagnostican al año más de
20.000 casos, de los cuales un 80% se curan.
-¿Cómo se tomó el diagnóstico de la enfermedad?
-Cuando le vi la cara al médico intuí lo que me iba a decir
y me adelanté yo. Siempre he pensado que es un hecho que te sucede dentro del
ciclo de la vida, como tener un hijo o como las muchas cosas que pueden pasarte
mientras estás vivo. Sufrí la quimioterapia y la radioterapia a la vez. Pensé
en positivo y me tomé cada día como un regalo, un regalo que yo abría poco a
poco, y así lo sigo viendo. Ésta es una enfermedad como otra cualquiera. Tiene
un halo de no se qué, hay enfermedades gravísimas y mortales, pero el cáncer
parece la peor. Antes había un estigma total y se callaba. Ahora,
afortunadamente, hay una versión de salir a la calle con la cabeza rapadita y
sin problemas. En el momento en el que dices «qué me ha mandado Dios» estás
tapándote de tierra hasta la cintura. Está claro que no es algo agradable, no
es un cuento de hadas, pero también sucede que no estamos acostumbrados a vivir
con las dificultades. Se puede salir de ello.
-¿Con qué espíritu llegan las mujeres afectadas por el
cáncer de mama a la Asociación?
-Cada uno tiene una forma de ser. Hay gente muy
enferma que luego ha fallecido y estaban con espíritu positivo, y personas con
un cáncer mínimo que están derrotadas porque no tienen esa fuerza interior.
Pero hay que analizar qué sucede: a veces te encuentras con cuadros de familias
desestructuradas u otros problemas.
-En otras comunidades autónomas se está lanzando la
idea de reducir el número de mamografías que financia la sanidad pública...¿qué
le parece?
-Se ha dicho que se va a distanciar y que se va a
hacer a partir de una edad más avanzada.
-Recomiendan mamografías a partir de los 45 años, pero
hay casos de cánceres de mama que no son de mujeres mayores.
-Sí, hay casos de mujeres de 18 o de 25 años. Cuando
se ha detectado, enseguida se interviene. Yo no he notado que las listas de espera
estén aumentando más.
-Actualmente hay mucha sensibilización. Todas las
mujeres saben que hay que hacerse autoexploraciones. ¿Hay mujeres que no acuden
al médico por miedo?
-Sí, hay miedo, conozco casos de mujeres que se han
detectado un bulto y no han ido al médico por miedo. Es una equivocación temer
que te den una mala noticia y aplazar la curación.
-Uno de los argumentos a favor de la lactancia es que
dar el pecho al menos 6 meses protege contra el cáncer de mama.
-La mama está llena de glándulas mamarias y cuando
empieza la lactancia se inflama. Ahora hay unos métodos mucho más avanzados
para retirar la leche y que no se quede calcificada. Hay algunos estudios
hechos, aunque no está científicamente probado.
-La extirpación del pecho resulta traumática.
-Las mujeres tenemos en el pecho nuestro centro de
atracción y parece que tenemos que tener unos pechos monisimos. Depende de la
importancia que cada una le dé, pero hay soluciones y se puede hacer una
reconstrucción inmediatamente.
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